#CERDOIBÉRICO, el #jamón


El cerdo negro ibérico comedor de bellotas, se cría en libertad.


La  temporada  de  la  bellota,  comienza  a   principios  de  Noviembre  y no  finaliza   
hasta  el mes de Marzo.

Para producir un kilo de carne, el cerdo debe comer 14 kilos de bellotas.  Hay  otro  aspecto  en  la  ciencia  del  cerdo  ibérico,  a  tener  muy  en  cuenta ,  y  es  que  la  puntiaguda  bellota ,  cargada  de  acido  oleico,  además  de  sabor, hace  que  su  carne  sea  un  antioxidante  de   primera….!!!


En   estos  cuatro  meses ,  los  cochinos  se  comerán  
la  friolera  de 70  kilos  pasando  
de  90 kg.  de  media  a  160 kg.  
Todo bajo  la atenta  mirada  del  porquero. 

Peña de Arias Montano, Puerta de Alajar, una de las mejores dehesas de bellotas


Las orejas gachas, la pezuña negra y la caña fina constituyen las señas de identidad . 
El cerdo ibérico en montanera, comiendo… y comiendo … llega a caminar 14 kilómetros al día.

Así  es  su  vida,  corta  pero  intensa,  pasta  en  las  dehesas  de  la  Sierra  de  Aracena  al norte de la Sierra de Huelva ,  un  ecosistema  ancestral  de  encinas,  alcornoques,  robles  y   quejigos,  cuyo  fruto  la  bellota,  hace   que  el  “marrano”  sepa  como  sabe ….  y  cueste  lo  que  cuesta…



Jabugo  (2.400 hab.)
Pequeño pueblo, es hoy el lugar más famoso de la región por su producción del 
cerdo ibérico ("Pata Negra").

La ruta del jamón empieza en las dehesas onduladas entre montes y cerros, hace parada y fonda en Aracena y termina, de manera inmejorable, en Jabugo. Es un recorrido por un paraje excepcional: la Sierra de Aracena ,es un parque natural declarado  - Reserva de la Biosfera -  por la Unesco.



Linares de la Sierra con sus casas impolutas y sus calles empedradas. Todo el pueblo produce jamón.



El jamón ibérico reduce el colesterol, disminuye la tensión arterial, minimiza el riesgo de trombos y aporta vitamina E al organismo. 

Además, no provoca variaciones del peso corporal y es "cardiosaludable".

Según un estudio elaborado por el Doctor Avelino Ortiz, del Servicio de Medicina Interna del Complejo Universitario de Badajoz.